Llega el invierno y es fundamental que evaluemos las condiciones térmicas de nuestro hogar. Conseguir un buen aislamiento térmico nos va a permitir mantener una temperatura agradable, evitando así la entrada del frío y la fuga de calor. Podremos permanecer más tiempo en casa sin necesidad de utilizar, durante gran parte del día y la noche, calentadores o calefactores. Supondrá un claro ahorro de energía.
Existen muchas fórmulas para aislar térmicamente una vivienda, desde remedios más mundanos a técnicas profesionales relacionadas con el tipo de material con el que construyamos y recubramos las habitaciones y ventanas. Hemos de tener en cuenta las condiciones atmosféricas a las que va a estar expuesta nuestra casa; ¿suele llover?, ¿es un frío más seco?, ¿cuál es el clima predominante en nuestra localidad?
Y es que existen muchos factores que afectan a la hora de conseguir la eficiencia térmica: el tipo de protección que buscamos, la durabilidad que anhelamos, el tamaño de la obra que barajemos o el simple presupuesto del que dispongamos.
En este artículo vamos a analizar con detalle los tipos de aislantes según las necesidades de nuestro hogar. Acompáñanos y toma nota.
¿Por dónde pierde más calor una casa?
Habitualmente la pérdida de calor en una vivienda procede de una construcción precaria o de instalaciones anticuadas. Revisémoslas. Un mal aislamiento en una terraza, un ático, en una ventana o buhardilla pueden ser perjudiciales para la temperatura media de la casa. Hay que tener en cuenta que la mayoría de edificios de nuestro país tienen más de tres décadas de vida y con el tiempo van cediendo hasta producirse fugas de calor. Muchos materiales usados antiguamente (aluminio, metal, etc) son conductores de bajas temperaturas por lo que en invierno transmiten esa molesta sensación de frío. Las puertas y los accesos mal sellados son también importantes puntos de fuga.
Hemos dejado para el final el punto más básico por donde se pierde calor; el tejado. Conviene tener en casa un tejado con un aislamiento técnico certero y bien estudiado, de material resistente para combatir con eficacia la humedad y el frío.
Características del mejor aislante térmico
El mejor aislante térmico para nuestra casa depende de varios factores, pero sobre todo del material del que estén fabricado nuestras paredes, tejados y suelo. Un aislamiento térmico sólido y eficiente es aquel que no permite la conducción térmica, protege y tiene buena resistencia a las altas y bajas temperaturas.
Debe ser un material con el espesor adecuado, poca o nula conductividad, construido con los mejores componentes para formar una protección consistente y duradera. Si además este aislante tiene una buena relación calidad-precio, entonces habremos dado con la elección perfecta. Vamos con los tipos de materiales.
Tipos de materiales de aislamientos térmicos
Existe una tipología muy diversa del material destinado al aislamiento térmico y a la eficiencia energética. Para elegir bien y no arrepentirnos a posteriori recomendamos en todo momento buscar asesoramiento técnico, mentes expertas que evalúen y analicen con rigor y detenimiento las características de nuestro hogar. Así podremos dar con el material adecuado para el pertinente aislamiento térmico.
Aislamientos minerales
El aislamiento térmico y acústico en lanas minerales es una de las opciones preferidas por los expertos en arquitectura del hogar. Existen varios tipos:
– Lana mineral (también llamada de roca o SW), que se presenta a modo de alfombra o manta en un rollo, o en forma de cemento mezclado con fibras a granel. Se extrae de la roca volcánica y tiene un uso muy versátil; tejados, tabiques, portales, cubiertas, etc.
– Lana de vidrio, conocida por las siglas GW, que combina material aglomerante y espesante con elementos de vidrio. Una opción muy sofisticada con gran resistencia, tan ligera como sólida, de aspecto amarillento, que funciona muy bien en el aislamiento acústico.
Aislamientos sintéticos
Los aislantes sintéticos son muy utilizados por su buena relación calidad-precio, si bien su fabricación procede del petróleo y otros componentes de carácter químico, lo que genera controversias. Hay diversos tipos de material sintético:
– El poliestireno extruido (XPS), muy utilizado para aislar las viviendas (techos, paredes, cubiertas, fachadas) se manifiesta en forma de grandes planchas rígidas con aspecto de termoplástico.
– El poliestireno expandido (EPS) tiene características similares, pero es más utilizado porque la conductividad es muy baja, amortigua bien y es muy higiénico.
– El poliuretano tiene gran capacidad aislante gracias a su fabricación con diminutas celdas hechas de espuma junto a gas aislante. Mínimo espesor, máxima efectividad.
Aislamientos ecológicos y reciclados
Son un tipo de aislantes que va creciendo en las nuevas construcciones al ser material resistente, natural y reciclable, que ha ido adquiriendo popularidad con los años. Son opciones muy interesantes para contextos naturales. Los materiales más comunes son los siguientes:
– El lino es un material natural, biodegradable, reciclable, libre de sintéticos y que es muy versátil. Es ideal para ambientes secos. Ojo porque la humedad puede devaluar sus propiedades.
– El corcho es un material muy utilizado en la arquitectura sostenible por sus excelentes propiedades para aislar e impermeabilizar.
– La celulosa no goza de tanta popularidad pero su uso ha ido creciendo ya que ha resultado ser muy efectiva protegiendo casas ecológicas. Es adaptable, también aísla acústicamente y su instalación es muy sencilla.
– La fibra de coco se presenta en grandes láminas o paneles y es perfecta para viviendas que tengan perspectiva ecológica y naturalista.
– Lana de oveja. Puramente ecológico, es un aislamiento que se presenta en placas, que estabiliza bien la temperatura y aporta calor y confort. Es ideal para edificaciones sostenibles.
Aislamientos reflexivos
Es la mejor opción si buscamos un aislante ligero, versátil, flexible y con escaso grosor. Tiene varias ventajas: su instalación suele ser sencilla (se presenta en forma de rollos a medida muy adaptables) y se trata de un material resistente que sirve tanto para verano como para combatir el frío del invierno. Se utiliza especialmente en las rehabilitaciones de edificios.